lunes, 12 de marzo de 2012

La Red y sus enredos.

La irrupción de Internet ha preocupado inmensamente a muchas de las grandes empresas de telecomunicaciones, obligándolas a cambiar su modelo de negocio y a explotar vías que podrían sacarles de esa cierta comodidad e inmovilismo que les rodea y obligarles a adaptarse al nuevo papel, mucho más activo, de los usuarios y, sobre todo, a los nuevos gustos y nuevas percepciones de estos. Lo cual, como es obvio, se ha convertido en un acicate ciertamente incómodo para los peces gordos del sector de las industrias culturales. Leyes como la Ley Sinde, la Sopa  o la Pipa, son una muestra evidente de la tensión que existe entre los distintos actores del mercado y los objetivos divergentes que mueven a cada uno de ellos. Este es un asunto que no se encuentra exento de polémica y que suele ser analizado según el observador desde tan distintos puntos de vista que a veces se puede tener la impresión de que cualquier debate será infructuoso si se esgrimen una y otra vez únicamente argumentos a favor o en contra basándose en intuiciones u opiniones sesgadas total o parcialmente. Sin embargo, sí considero interesante hacer hincapié en un detalle a tener muy en cuenta, como es la presión que los lobbies sobre los gobiernos a fin de obtener lo que ellos consideran que son unos beneficios legítimos pero que para muchos otros es un intento de cohibir la libertad de los usuarios de la red . Estos lobbies, pertenecientes a la industria cultural de los países en cuestión, tienen un poder innegable pero que en muchas ocasiones escapa del conocimiento de los ciudadanos, puesto que son cuidadosos en no poner sus intereses a la luz de la opinión pública: asegurándose así su parte del pastel pero cuidando mucho de no enseñar las manos que lo recogen.

La Ley Sinde ha estado rodeada de una enorme polémica, puesto que para que pueda entrar a actuar la Comisión de Propiedad Intelectual debe recibir una denuncia y después considerar si se ha producido un atentado contra los derechos de autor o no. En caso de que sí se hubiera producido, hay dos vías, una en la cual el responsable tiene un margen de dos días para retirar voluntariamente el contenido supuestamente ilegal, el problema radica en que no intercede ningún organismo jurídico; y otra en la cual se exige también la retirada del contenido tras haber acudido previamente a un juez. Es realmente llamativo que en 2008, el primer boceto de la Ley Sinde no procuraba la intervención de un juez en el proceso, lo cual suscitó un enorme debate y produjo la reacción de muchos colectivos que la consideraban un atentado claro contra la libertad de expresión.

El rechazo a esta ley aumentó aún más al conocerse las filtraciones de Wikileaks, ya que  se hizo evidente que la Ley Sinde o Disposición Final Segunda (la cual forma parte de la llamada Ley de Economía Sostenible promovida por la ministra de cultura durante el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero al frente de su última legislatura) había nacido con el claro objetivo de acallar y satisfacer a los lobbies norteamericanos, para los que años atrás España había sido un importante consumidor de productos culturales, situación  que había revertido dando lugar a otra totalmente inversa. Como actor clave dentro de los defensores de la Ley Sinde encontramos a la SGAE, también centro de numerosas críticas en los últimos años por su defensa a ultranza de los derechos de autor, hasta unas cotas y a través de unos medios, que algunos consideran llanamente indefendibles.


Por otra parte, cabe mencionar las leyes SOPA y PIPA, que también estuvieron en el ojo del huracán hace apenas dos meses, cuando se debatió en EEUU posibilidad de implantarlas. Sin embargo, la enorme movilización de usuarios y webs (incluso fue apoyada por grandes empresas) hizo que se diera marcha atrás y finalmente no prosperase la propuesta, para alivio de millones de internautas y frustración de otros tantos empresarios o accionistas de las grandes empresas del sector.



En definitiva, se podría ahondar más en las disposiciones que han pretendido establecer, y que en algunos países ya establecen, las leyes antes citadas, sin embargo, me parece interesante que nos planteemos preguntas como: ¿qué cambios deben hacer las industrias afectadas por la irrupción de Internet para adaptar su producción a las nuevas demandas de mercado?, ¿hasta qué punto los derechos de autor se extralimitan o no lo  hacen a través de actuaciones como las ya mencionadas?, ¿consideráis que muchas grandes empresas están haciendo un uso excesivo de su poder para actuar a nivel político en asuntos que nos conciernen a la ciudadanía y que, además,  lo están haciendo de un modo que compromete mucho a la clase política, deseosa de satisfacer sus deseos a cambio de su apoyo o  financiación?, ¿de qué modo se podrían aunar derechos de autor e Internet?...

Lidia Gómez Pérez


8 comentarios:

  1. La tan criticada ley sinde, que asomó la cabeza en 2009 y no ha sido puesta en vigor hasta 2011. Como pudimos observar el pasado día en el debate de clase, hay múltiples posturas, y es que aunque es fácil posicionarse a favor o en contra, lo difícil es saber quien realmente lleva la razón. Desde mi posición, claramente contraria a esta ley, debo decir que no ha sido una buena opción proponerla y mucho menos acabar poniéndola en vigor después de todo la cola que ha traído, como bien dice nuestra compañera Lidia en otros países por culpa de las movilizaciones, esas leyes no han llegado a salir a la luz, ¿Por qué en España a pesar de haber sido eliminada de proyecto ley, fue recuperada y aprobada? Está claro que aquí no se toman en cuenta las opiniones de los ciudadanos, no pintamos nada hablando claro, como dice el profesor de Estructura del Sistema de Medios, vivimos en una democracia creyendo que somos libres, pero realmente estamos siendo manipulados durante toda nuestra vida.
    Una ley que supuestamente esta dentro del Plan de Economía Sostenible, y que simplemente genera más riqueza para los ya ricos, no quiero entrar en más polémicas, pero no creo que beneficie a los ciudadanos de a pie.

    Gema Plaza Toledo

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  2. La ley sinde va siempre unida a un mar de opiniones y sobre todo, de polémicas. En mi caso concreto me resulta muy complicado posicionarme tanto a favor como en contra de esta ley, puesto que me parece que los argumentos que se dan en ambas posturas están bastante radicalizados. Está claro que a todos nos beneficia la descarga gratuita de contenidos audiovisuales por Internet y que esto permite un libre acceso a la cultura, sin embargo, los autores de estos contenidos merecen una compensación económica por su trabajo.
    En definitiva, creo que el argumento de "cultura para todos" se esta utilizando con un tinte muy demagogo, ya que muchas veces los contenidos que nos descargamos por Internet no son para nada culturales, pero nos resulta mucho más cómodo y rentable poder acceder a ellos de forma gratuita.

    En mi opinión, la solución no es una ley tan drástica como la que ocupa el tema de este debate, sino encontrar una postura intermedia que favoreciera más a los pequeños autores que merecen una recompensa por su trabajo y, que evitara que el sector ya enriquecido que menciona mi compañera Gema dejará de aprovecharse de su situación de superioridad.

    Alba Expósito

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  3. Sin duda estamos ante un tema complejo, donde se enfrentan usuarios, autores, empresas privadas, y gobiernos. Una mezcla explosiva que impide lanzar una visión objetiva y unificadora sobre los hechos, y dificulta la posibilidad de dar con una solución que favorezca a todos los actores.
    La sociedad, inmersa en la cultura de la gratuidad, está representada por el usuario, que si bien no es culpable de estar sometido a esa cultura, demanda de forma irracional productos culturales, alegando como derecho propio los derechos de los autores. Por su parte, los autores manifiestan opiniones dispares. Es el ejemplo de Álex de la Iglesia, que se manifiesta en contra de la Ley Sinde. Otros autores, como por ejemplo Lucía Etxebarría, alega que encuentra serias dificultades para vivir de sus libros debido a la proliferación de sus obras "piratas" en la web.
    Las empresas pueden verse como grandes monstruos opresores, o como intermediarios, dependiendo de la ideología, y es tal vez en este punto, con la inclusión de la ideología, donde se rompe cualquier posibilidad de colaboración entre los actores.
    Por último, los gobiernos, sujetos a las relaciones internacionales, se presentan como los verdaderos manipuladores del proceso.
    Me parece interesante el debate que planteas al lanzar las preguntas finales. Respecto a la última pregunta, "¿de qué modo pueden aunar derechos de autor e Internet?", considero que una opción eficaz sería crear plataformas de pago como Spotify, donde por un precio módico se opta a amplitud de contenidos culturales, respetando la ley y a los autores.
    Paloma Martín-Esperanza

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  4. Este tema,controvertido cuanto menos lo hemos estado tratando en varias clases,hemos hecho debates y entre nosotros lo hemos estado tratando.

    En un primer momento mi opinión era absolutamente en contra de la Ley SINDE, la SOPA o la PIPA.
    Pero cierto es que,los artistas deben de cobrar para seguir trabajando y las productoras para poder seguri creando películas cds...a pesar de que se agarran en unos precios que,pudiendo los usuarios conseguir lo mismo por internet deberían plantearse.

    ¿Cuál es la solución a todo esto?,difícil ,pero se me ocurre,¿cuantos de nosotros no estaríamos dispuestos a pagar una cuota mensual para poder ver online todo tipo de películas o series?,como ya lo hacen los usuarios de la cuenta premium de "spotify",si hay algo que consumes mucho y pudes tener en cualquier momento del día y seguir linealmente (me refiero a las series),todo por un precio razonable,¿no lo pagaríamos? el mundo de internet a renovado y cambiado muchas industrias, y la cultural debería renovarse,pero las productoras no quieren arriesgarse y están sujetos a sus conservadoras políticas.

    Hasta que no lo hagan,se seguirán consumiendo contenidos ilegales en internet,termino mi opinión con una célebre frase
    "Renovarse o morir".
    Inés García Maturana

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  5. Sinceramente creo que es imposible llegar a un consenso en este debate. Cada uno se ha encerrado en su postura y no quiere (o no le interesa) escuchar las de la otra parte. Las opiniones se radicalizan y no admiten nuevas propuestas.
    Desde mi opinión, creo que la Ley Sinde se ha implantado pos imposiciones ajenas y por el interés de las graaaaandes empresas norteamericanas que no están dispuestas a ganar 8 millones en vez de 12 millones. Se nos ha vendido esta ley como un salvavidas para la industria nacional... WHAT? Sólo el 15% del cine que consumimos es made in Spain mientras que, por ejemplo, en Francia, es el 45%... ¿Así se está protegiendo a nuestra industria cinematográfica? ¿O se está protegiendo la ganancia extranjera? En fin.. Esta ley es completamente opaca, sin mencionar claro la famosa arbitraria Comisión de Propiedad Intelectual dejando de lado a la justicia. En fin...
    Es evidente que la cultura debe estar al alcance de todos, pero es cierto, como han indicado mis compañeros, que nos hemos aferrado a la industria de la gratuidad. Los autores deben recibir ganancias de sus obras, como cualquier otro profesional... ¿Pero hasta qué punto? ¿Debemos aceptar precios abusivos? NO.
    Hay que buscar un punto intermedio en el que ambas partes salgan beneficiadas y ninguna de las dos abuse de la otra.
    Como ha indicado mi compañera Inés... "Renovarse o morir". Estamos en el siglo de la tecnología. INTERNET... Aunque algunos se empeñen en no subirse al carro, es necesario y positivo tanto para los artistas como para los consumidores.

    Víctor Morales Pérez

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  6. Internet ha sido toda una revolución en la que las industrias culturales, cómodas en su clásico mercado, no han sabido o no han querido adaptarse. Todos estamos de acuerdo en que los derechos de los autores deben prevalecer, pero como se comentó en el debate, hay una oferta amplísima de productos que en muchas ocasiones son bastantes malos. ¿Cuántas veces habremos visto una película y nos ha decepcionado muchísimo? Una cargante cantidad de efectos especiales que no tienen sentido y un guión cuanto menos cuestionable…es posible que Internet haga que prime la calidad.
    Desde luego, las grandes empresas toman partido y presionan a los gobiernos para que tomen decisiones que la población no queremos; y ya no sólo a nivel cultural, si no en muchísimos más aspectos.
    Noemí Alvarez Cabas

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  7. Desde mi punto de vista, creo que el planteamiento de: Derechos de autor versus Derechos de los usuarios, intereses de los creadores frente a los derechos de los consumidores, es erróneo.

    Donde todos los intereses económicos para que esta ley salga adelante radican es en las discográficas, productoras, editoriales y un largo etcétera de intermediarios del proceso creativo desde que es producido por el autor hasta que llega a su público.

    Creo que toda la sociedad entiende que hay que pagar por lo que se consume, las personas saben que ese autor tiene que recibir dinero por su trabajo, para que pueda seguir creando,el problema es que el autor recibe una mínima parte del dinero que la gente paga por sus productos, que en su gran mayoría queda en manos de esta fase intermedia.

    Estas editoriales, productoras y discográficas conforman lo que es la verdadera industria cultural, que se obtienen beneficios exorbitados y que no han sabido adaptar un nuevo modelo de negocio con la llegada de Internet.

    Por eso opino que autores y consumidores están en el mismo barco, los creadores quieren hacer llegar su obra al mayor público posible y los usuarios entendemos que, como cualquier otro trabajo, deben recibir un dinero por consumir su producto. Lo que muchos consumidores no entendemos es porqué tenemos que pagar unos precios escandalosamente altos para que las grandes multinacionales (americanas) sean las que se lucren.

    Creo que Internet ofrece modelos de negocio compatibles y asequibles para las personas que consumen productos audiovisuales, pero para ello, todo el sistema económico tendría que cambiarse, muchos intermediarios ya no obtendrían tantos beneficios y no se necesitarían aplicar leyes tan radicales y restrictivas. Pero claro... eso no interesa.


    Cristina Rodríguez Martín

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  8. Estoy de acuerdo con la mayoría de mis compañeros en casi la totalidad de sus posturas y más aún con lo expuesto por Lidia.
    Creo que internet ha dado una serie de ventajas tanto a consumidores como a empresas.
    Internet ofrece una serie de modelos de negocio muy compatibles, lo que pasa que las grandes empresas y os lobbies no reciben los mismo beneficios que de la otra forma.
    Por esta razón los grades lobbies americanos con poder están presionando allí donde pueden, empezando con el gobierno americano, que a su vez se encarga de trasladar el recado al otro lado del océano y chantajear a través de intereses económicos si esto no se cumple.
    Esta presión tanto política como económica no tiene nada que ver con el ámbito social y cultural como muchos gobiernos intentan hacernos cree.
    Además, da igual que en el Poder Ejecutivo este un gobierno u otro, porque ambos son presionados por mercados más fuertes.
    Lo que si defiendo que debería haber un término medio para defender los derechos de autor, ya que son muchos los escritores y lo artistas que necesitan que esto se reconozca, pero lo que no hay que hacer es tender la mano y coger el brazo, aprovechándose de los consumidores, ya que gracias a nosotros están donde están.

    Andrea Requejo Zubillaga.

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