No seremos pocos los que hayamos visto la
película dirigida por David Fincher La
red social (The Social Network en
su versión original), estrenada con gran éxito de crítica y público en 2010. En
ella es posible ver el proceso que siguió la red social más conocida de la Red,
Facebook, desde sus inicios hasta su encauzamiento como una de las webs más
visitadas del ciberespacio.
Lo que en un principio fue un espacio en el
que poder ver a las chicas que componían las diferentes hermandades de Harvard,
se ha convertido a día de hoy en todo un fenómeno con millones de usuarios a lo
largo y ancho del mundo.
Cabe preguntarse, ante el éxito de la web de
Marc Zuckerberg, ¿qué es lo que ofrece esta página?
Una de sus máximas ventajas es el número de
usuarios que la componen, 1.000 millones, lo que hace que sea un universo en sí
misma en el que poder conocer a gente de cualquier parte del planeta desde
nuestra casa.
Por otro lado, desde su lanzamiento ha estado
en constante renovación, siéndole añadida multitud de nuevas aplicaciones que
han hecho que en ella podamos llevar a cabo cientos de acciones: colgar y
comentar fotos propias y de amigos, enlazar noticias, canciones y vídeos,
asociarnos con otras personas con las que compartamos gustos similares, jugar, etc…
Las grandes empresas, conscientes del tirón
de Facebook, no han querido desaprovechar la oportunidad de obtener su trozo
del pastel y han desplegado toda su artillería en la web. Para poder
promocionarse de una manera distinta y que llegue a todo el mundo, muchas de
ellas han celebrado sugestivos concursos en los que el usuario puede ganar
desde un viaje a las paradisíacas playas de Tailandia hasta un vale por valor
de 3.000 euros para gastar en unos grandes almacenes.
Pero Facebook ha ido más allá, consiguiendo
que sus usuarios vuelquen su vida en el perfil que poseen en la página: las
imágenes de su último viaje, opiniones políticas, cantantes favoritos, estudios
realizados, lugar de residencia, orientación sexual, persona con la que
mantiene una relación, sus conexiones familiares, etc… Aunque es posible cerrar
nuestra página personal para que sólo puedan acceder a ella las personas a las
que aceptamos como amigos, todavía son muchos los que, por desconocimiento o
inconsciencia, mantienen sus perfiles abiertos a cualquiera que desee acceder a
ellos. Esto no sería un problema si no fuera porque más de uno y de dos han
perdido sus trabajos por publicar lo que no debían en Facebook (fotos
comprometedoras, comentarios insultando al jefe) o, lo que es peor, han sufrido
acoso o algún robo por haber dado más información de la debida.
Vista de uno de los perfiles que conforman Facebook |
Las redes sociales, de las que Facebook es el
máximo exponente, incluso han creado ciertas pautas sociales. Al ser un
escaparate con el que saciar las ansias de protagonismo y exhibicionismo de
muchos, se han convertido en un escaparate de las vidas de sus usuarios, por no
hablar de la necesidad creada por algunos de fotografiar cada salida que
realizan para luego poder tener material que colgar en la web. Si antes apenas
se veía alguna cámara en las discotecas, ahora se cuentan por cientos.
Facebook y sus “primas” (Tuenti, Twitter,
Flickr) son un fenómeno relativamente reciente, por lo que todavía habrá que
esperar para ver la verdadera magnitud del mismo, pero si algo queda claro es
que han marcado un antes y después en la forma de comunicarse y de utilizar
Internet.
A. Espejo Fernández
A. Espejo Fernández