miércoles, 1 de febrero de 2012

Megaupload y la cueva de Alí Babá


Probablemente muy pocos (y, de los que usamos Internet a diario, menos) no se hayan enterado todavía de la que seguramente será una de las noticias más sonadas del año: el cierre por parte de las autoridades de los EEUU del servidor de descargas Megaupload.


La clausura de una de las webs más conocidas y utilizadas de Internet ha generado una verdadera ola de opiniones y reacciones en todo el mundo, incluyendo la del grupo Anonymous, que ha aireado públicamente diversos datos de varios responsables del FBI y ha hackeado numerosas webs pertenecientes al Gobierno estadounidense y a las grandes compañías del sector audiovisual. La postura más común y, quizás, más notoria, ha sido la de aquellos internautas que se han mostrado radicalmente contrarios al cierre de Megaupload. Muchos de estos  han esgrimido argumentos como que estamos ante el comienzo de la censura en la red de redes, un intento de las grandes compañías discográficas y productoras de cine para recuperar parte de los ingresos que llevan años dejando de ganar o que esto es el principio del fin de nuestra libertad como usuarios.

Bien, tal vez los que así opinan no se hayan parado a pensar que el drama de todo este asunto se encuentra en aquellos artistas y creadores que no obtienen beneficio alguno por una porción demasiado elevada de su trabajo. ¿Alguien ve lógico que un pastelero sólo pueda vender la mitad de las tartas que hace a diario en su negocio porque la otra mitad se la han comido, sin pagar cantidad alguna, los clientes? Un disco, una película o un libro requiere un enorme esfuerzo, no sólo material, sino también intelectual: detrás de un emocionante guión, una buena canción o un interesante libro hay una persona que ha dedicado mucho tiempo (eso tan valioso de lo que, a pesar de lo que creemos, tenemos tan poco) de su vida a concebirlo. Eso por no hablar de los profesionales que, de manera indirecta, se ven afectados por el robo de contenidos culturales (desde el que suministra los equipos de sonido a una discográfica hasta la señora que limpia los estudios, pasando por el señor que tiene una tienda de discos o películas, el que conduce el camión de la distribuidora encargada de la entrega de los artículos o el diseñador gráfico que idea la portada de un nuevo disco).

Nadie niega que los precios son, en muchas ocasiones, elevados para el consumidor medio, pero eso no nos otorga a ninguno el derecho a poder hacernos gratuitamente con lo que no es nuestro. Siguiendo con el ejemplo del pastelero anterior, ¿le da derecho a llevarse sin pagar las tartas a los clientes el que el dueño de la pastelería establezca un importe desproporcionado por ellas? Lo lógico es que, si uno no está de acuerdo con la cantidad que se  pide por algo, no se compre ese algo.

Que apenas exista un control en Internet no significa que haya barra libre. La libertad propia acaba donde comienza la del otro y, con el tema de las descargas ilegales, se ha vulnerado la libertad de los creadores a establecer un precio libre por su trabajo. En caso de que no podamos o no queramos pagar dicho precio, la solución es tan fácil como no comprar, tras lo que podrán pasar dos cosas: 1) los dueños de los derechos de autor se verán obligados a bajar los precios por falta de demanda o 2) haya demanda para esos artículos ofertados a un precio que nosotros consideramos elevado.

En caso de producirse lo segundo, sólo nos quedará ahorrar o buscar otro libro, película o disco parecido a un menor precio. ¿No es eso lo que hacemos cuando  no podemos adquirir un coche de alta gama? ¿Por qué entonces no se sigue la misma lógica con la cultura?

La cultura no puede ni debe ser gratuita porque los autores tienen derecho a vivir conforme a su talento y, además, son libres de ponerle el precio que estimen oportuno a sus obras, de la misma forma que los consumidores somos también libres de comprar o no comprar sus trabajos. Un arquitecto muy prestigioso es normal que reciba unos ingresos mayores por sus diseños que uno de menor fama, del mismo modo que un cantante es comprensible y justo que gane más por su producto que uno de menor calidad.

De todas maneras, y ya fuera del debate sobre la aceptabilidad o no de descargarse contenidos sin que el dueño reciba gratificación alguna, Megaupload sirvió como medio de enriquecimiento para sus propietarios, los cuales se ha demostrado de manera sobrada que obtuvieron pingües beneficios ofertando a los internautas la posibilidad de hacerse con miles de contenidos,  protegidos o no, sin tener que abonar cantidad alguna. Lo único que había que pagar, de manera opcional, era la cuota para aquellos que quisieran descargar sin límite por parte del servidor.

El dueño de Megaupload, Kim Schmitz, con uno de sus deportivos

Que una parte de los afectados por el cierre de Megaupload usaron esta web para almacenar documentos y datos personales es una realidad (los perjudicados deben ser compensador por el daño causado, ya que no han cometido ninguna falta), pero no podemos ni debemos dejarnos confundir por los que esgrimen esta verdad como argumento contra la actuación llevada a cabo por el FBI: Megaupload se había convertido en sinónimo por todo el planeta de descarga de películas, canciones y, con la aparición de los libros electrónicos, obras literarias. Puede que sus responsables no deban ser juzgados (cabe la posibilidad remota de que desconocieran el uso que los internautas le daban a su página), pero Megaupload no podía seguir abierta por lo que en ella se hacía, al igual que una discoteca que sirva como lugar para intercambiar droga tampoco debería estarlo.

La solución a este problema no es fácil (como reza el dicho popular, “hecha la ley, hecha la trampa”) y debe implicar a las grandes corporaciones, que corren el riesgo de quebrar si no cambian su política. Algunas ya han modificado su forma de actuar y han lanzado plataformas de pago con las que es posible descargar sólo aquellas canciones que nos interesen (cuántas veces habremos comprado un CD por cuatro o cinco de sus canciones…). Otra opción ha sido la seguida por varios cantantes: ofrecer gratuitamente sus discos en Internet y basar sus ingresos en las entradas vendidas por cada uno de los conciertos que dan.

Algo claro y que es inadmisible es el “remedio” ideado por la SGAE en España: cobrar una cantidad fija por cada CD, grabadora, cámara, etc… que se vende en España. Este parche (que no ha servido para nada, sólo para enriquecer a un reducido grupo de privilegiados) ha supuesto dos cosas: primero, la criminalización de todos  aquellos que utilizan tecnología, sea del tipo que sea, y, segundo, ha respaldado moralmente a todos los que se hacen ilegalmente con contenidos protegidos (como se está pagando el canon para resarcir a los artistas, estos deberían quedar contentos con la compensación económica procedente del canon que reciben).


Para finalizar, acabe como acabe todo esto, nunca debemos dejar de pensar en que todos tenemos derecho a recibir una recompensa adecuada por nuestro talento y nuestro trabajo sin que nadie pueda robarnos lo que nos pertenece por ley. 

A. Espejo Fernández

18 comentarios:

  1. Supongo que el debate reside en la búsqueda de la libertad de un bando y de otro, porque claramente hay dos bandos enfrentados: el de los artistas, productores, escritores y demás agentes culturales, y el de los usuarios de los mismos. Recalco la cita que ha incluido Alejandro: "la libertad propia acaba donde empieza la libertad del otro".
    En esta entrada se defiende una postura contraria a la piratería.
    ¿Qué opináis?
    Podemos hacer un debate en base a estas ideas:
    -Derechos de los productores, artistas y demás agentes.
    -¿La cultura debe ser gratuita?
    -Derechos de los consumidores
    -¿Nos beneficia la proliferación de contenidos gratuitos en la red?
    -¿Existe una solución que beneficie a ambos bandos?
    Paloma Martín-Esperanza Montilla

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  2. Debo decir que no estoy de acuerdo en muchos aspectos del presente artículo:

    Primero;sí por supuesto que está en juego el derecho de todos aquellos que realizan las películas,componen su canciones etc. pero no debemos olvidar algo, gracias a internet muchos de ellos han saltado a la fama ¿y si la persona que le escuchó en internet acudió a su concierto gracias a una descarga? si nunca lo hubiera conocido nunca hubiera ido, de igual modo ¿que ocurre? ¿que los cantantes tienen que hacer en ved de 4 meses de concierto 5 para sacar los beneficios? siguiendo con el pastelero;el pastelero hace sus pasteles todos los días y no obtiene ni la mitad de beneficios.

    Segundo;respecto a las series,miles de personas siguen series via internet en VSO porque las descargas o el verlas online se lo permitían ahora sin internet ¿dónde encontrarlas? muchas no están ni en los canales de pago...y quizás esas series tuvieran de precedente un libro y alguien estuviera dispuesto a comprarlo (si era yo =) )¿eso no es un beneficio por su trabajo? de hecho había series que quizás nunca más podamos volver a ver ni el televisión porque son de hace ya mucho tiempo y en ese lugar podíamos volver a ver capítulos repetidos que nos hubieran encantado o sobretodo series de la tierna infancia que nunca jamás se volverán a emitir...

    Tercero; seguro que todos los indignados que ahora después del cierre de megaupload dicen que era lo peor que podría haber pasado en la cultura se han descargado como mínimo una película un capítulo de una serie o algo en megaupload lo creo fervientemente asique dejemos de ser hipócritas ahora...

    Cuarto; sin contar con todos los usuarios que habían subido sus archivos para compartirlos gratuitamente...

    Como dijo Alex de la Iglesia (ex presidente de La Academia de Cine Española)"Internet es la salvación de nuestro cine"; "Internet es una gran manera de compartir cultura".

    Respecto a la SGAE, estoy totalemente de acuerdo con el artículo.
    Inés García Maturana.

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    1. Nadie les niega a los autores la posibilidad de que puedan ofrecer gratuitamente sus creaciones, algo que, por otro lado, ha beneficiado a muchos.

      Pero los que sí quieren recibir dinero por su trabajo tienen que ser respetados. ¿Te parecería bien que un compañero te copiara un trabajo para una asignatura porque otros le dejaron hacerlo anteriormente?

      En cuanto a las series, decir que muchísimas están en DVD y se pueden comprar. Otra tema es que estemos de acuerdo o no con el precio que tienen...

      Es cierto que todos alguna vez hemos hecho uso de las webs de descargas, al igual que también habremos tirado un papel al suelo o habremos cruzado con el semáforo en rojo, pero el que lo haga todo el mundo no quiere decir que esté bien.

      En el cuarto punto creo que coincidimos: a aquellos usuarios que pagaron para alojar en el servidor archivos privados se les tiene que, como mínimo, dar la posibilidad de recuperarlos.

      A. Espejo Fernández

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  3. Desde mi punto de vista estás basando tu argumento en derechos económicos, en leyes de propiedad intelectual. Por eso me gustaría plantear mi respuesta desde el punto de vista de los derechos de libertad comunicacional. El derecho a la información es un pilar básico de la democracia y contiene otros tan importantes como el derecho a una información plural, veraz y sobre todo, el derecho a producir, reproducir, recibir y difundir libremente la información. Esto, es totalmente contrario a los derechos económicos, la empresa privada y el Copyright. Por tanto, para mí, cualquier intercambio libre, gratuito y universal de contenidos culturales es legítimo.

    El hecho de que ciertas personas se hayan lucrado de la plataforma Megaupload, desde mi punto de vista, debería considerarse como un hecho aislado de mal uso del poder y el dinero. Lo que los creadores de Megaupload hacían era pagar a las personas (uploaders) para que subieran contenido, algo que no es apoyar a la libre circulación, sino el enriquecimiento de unos pocos. Pero, por desgracia, se está empleando la excusa de Megaupload para cargar contra esta distribución libre de contenidos a la que todos tenemos derecho, sin tener nada que ver con el caso concreto de Megaupload.

    La ley SOPA, que como primera advertencia a los usuarios, y sin estar todavía aprobada, ha causado el cierre de Megaupload, pretende eliminar la piratería, sin tener en cuenta derechos básicos del ciudadano como la libertad de expresión. Supondría una forma de censura, e Internet dejaría de ser lo que es actualmente. Si todas estas medidas tienen además como objetivo el fomento de compra de material audiovisual de la forma “más legal”, es decir, comprándolos, no nos engañemos, no va a ocurrir. No tal y como actualmente está orientada esta industria, en la que ir al cine cuesta cerca de 9 euros. Las discográficas y productoras perdieron en su día el pulso contra Internet debido a los altísimos precios que se impusieron (y se siguen imponiendo) en todos sus productos.

    Para concluir, me gustaría recordar a los que son el eslabón más débil de toda esta cadena, los usuarios. Hay una infinidad de personas que tenían almacenada su información en Megaupload por considerarlo fiable y que ahora no saben qué ocurrirá con todos los datos que almacenaban en este soporte. Por no hablar de todas las personas que utilizan este tipo de medio como forma de ocio y cultura.

    Por eso, opino que tenemos que luchar por conservar el Internet que todos conocíamos, ese espacio de libertad, que si todo sigue como lo previsto, será un espacio controlado y censurado.



    Cristina Rodríguez Martín

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    1. Creo que se está confundiendo información con ocio. Una cosa es la libertad de expresión y el derecho a transmitir una realidad, y otra muy distinta es ver una película o una serie, que no deja de ser una forma más de pasar el rato.

      Nadie está limitando la libertad de expresión (prueba de ella es el debate que se ha generado por el cierre de Megaupload). A lo que se le está intentando poner freno es al robo sistemático del trabajo intelectual de los creadores.

      Todos sabemos que los precios de las películas, el cine, los libros, etc... es alto. Lo que debemos hacer es no comprar para que las mismas compañías propietarias de los derechos de autor bajen sus precios. Si no lo hacen, a nosotros nos quedará no ver tantas películas o ir más a las bibliotecas.

      Cuando alguien no tiene dinero para comprarse un BMW, lo que hace es comprarse un Seat, no robar el BMW. Pues lo mismo se debería hacer con los libros, la música y las películas.

      Vivimos en un sistema en el que el dinero es esencial para el funcionamiento de cualquier cosa, así que si no hay dinero de por medio lo que se va a conseguir es acabar con la cultura.

      A. Espejo Fernández

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  4. Yo estoy de acuerdo totalmente con los comentarios anteriores, puesto que nosotros somos los consumidores de cultura en este caso, debemos mirar desde nuestros derechos, ya que los distribuidores ya velan por los suyos.

    Desde mi punto de vista, si tenemos en cuenta nuestros derechos, se están coartando las libertades de circulación de información. Pero si hablamos desde el punto de vista de la ley, es clara, según el art 19 de los Derechos Humanos de la Constitución, “tenemos derecho a recibir informaciones y opiniones, y de difundirlas sin limitaciones de fronteras por cualquier medio de expresión”. Pero por desgracia todas las leyes tienen unos límites y está también los tiene:

    - La ley de protección intelectual de 1996 que es la de no difundir informaciones siempre que tengan copyright. Quien difunda información con copyright “debe hacerlo con el consentimiento del autor”.

    - El art. 260 del Código Penal, es delito la distribución con ánimo de lucro, sin autorización del autor o el titular de los derechos de propiedad intelectual.

    En conclusión, desde mi estado de consumidora de cultura, quiero que mis derechos y libertades se respeten y que nadie coarte el derecho a la libertad de información, pero las leyes son bastante claras en ese aspecto y por desgracia es muy difícil hacer algo al respecto, creo que todo lo que tenga que ver con intercambiar cultura libremente y de forma gratuita debe mantenerse, y que lo que ha pasado con megaupload no sirva de ejemplo, ni paguemos justos por pecadores como dice el refrán, somos demasiados usuarios contentos con el funcionamiento de internet y no podrán contra nuestro derecho de expresión y con nuestra peculiar forma de compartir . Porque al final los que salen ganando son siempre los mismos una minoría, y porque sin duda alguna la cultura debe ser gratuita para todos.

    Gema Plaza Toledo

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    1. Si la cultura fuera gratuita, ¿de qué vivirían los escritores, cantantes, actores, guionistas, compositores, etc...? La educación sí debe ser gratuita, pero no la cultura.

      Hace unas semanas Lucía Etxebarria anunció que iba a dejar de escribir libros porque ya no ganaba lo suficiente. A partir de ahora tendremos una escritora menos en el mercado gracias a la máxima de que "la cultura debe ser gratuita".

      Los artistas no viven del aire y el dinero con el que se mantienen tiene que salir de algún sitio, y si los consumidores no estamos dispuestos a pagar veo difícil que se pueda mantener el asunto.

      Para intercambiar cultura están las bibliotecas públicas o la TV, donde puedes ver películas, series, documentales y demás absolutamente gratis. Lo que no es de recibo es que al día siguiente de estrenarse una película ya esté colgada en Internet.

      A. Espejo Fernández

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  5. Una vez leída la entrada y los comentarios,creo que ambas posturas son aceptables, tanto la que se desde la perspectiva del consumidor como las de las industrias culturales, ya sean escritores, cantantes, directores de cine, etc…

    Obviamente estas personas tienen que vivir de lo que hacen, de lo que realizan, su esfuerzo debe estar ratificado de alguna forma, pero no debemos de olvidar que gracias a los consumidores, a los espectadores han llegado a donde están.

    Posiblemente ahora grandes estrellas no ganes las millonadas de antes, que ahora tal vez no pueden hacerse una gran piscina en su mansión y se tiene que conformar con un chalecito… muchos artistas musicales doblan el precio de sus conciertos supuestamente para poder compensar las pérdidas a nivel discográfico, pero es que hoy en día no sólo ganas dinero por el disco y los conciertos sino por muchas más cosas, si su video es visto en Internet tiene ganancias, si su canción en número uno en i tune, vuelven a tener ganancias, así sucesivamente… Amplían sus números de conciertos y gracias a que muchas personas han podido oír las canciones por Internet acuden a ellos, por lo que, no pierden beneficios. Esto es un ejemplo en la industria musical, pero, podemos poner muchos más en otros tipos de industrias musicales.

    Creo que debemos encontrar el término medio entre consumidor e industria. La forma en la que estás buscando poner solución a este problema no creo que sea la más adecuada, ya que, tras ello estás los grandes lobbies americanos, que tienen un poder enorme en el resto del mundo.

    La Ley Sinde no hubiera sido aprobada en España sino hubiera sido por al presión que éstos hicieron en el gobierno español. Si leemos el contenido de la Ley Sinde, es anticonstitucional porque arremete con el derecho a la libre circulación de información.
    Por no hablar ya de la SGAE…
    Estás no son formas de arreglar los problemas, no creo que sea la solución adecuada, porque siempre va acabar perjudicando a uno de los bandos afectados.

    Es normal que la industria americana quiera proteger su trabajo, ya que posiblemente un capítulo de una serie americana cuesta alrededor de unos 2 millones de dólares, hablando de una serie normal… y luego vamos nosotros y nos lucramos de ellas sin dejar ningún beneficio económico.
    Pero tampoco pueden actuar saltándose la ley o imponiéndola como les place, nosotros también tenemos derechos y el Estado debería protegerlos también.
    Andrea Requejo Zubillaga

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  6. ¿Cómo es posible que un producto de carácter intelectual pueda ser tan caro para el consumidor medio? ¿Cómo se pueden quejar los artistas y autores de que no compremos sus productos? Si a uno le apetece comprarse una saga de libros es posible que sólo pueda comprarse uno o dos al mes, si cada tomo le cuesta 20 euros y son siete, su cuenta corriente se verá disminuida en 140 euros… ¿por querer cultivarse? ¿Por tener amor a la lectura? Un apasionado del cine tampoco podrá permitirse ir todos los fines de semana al cine…y mucho menos comprar palomitas… que sorprendentemente son hasta más caras que la propia entrada.
    ¿Ahorrar o buscar otro libro, película o disco similar? No es lo mismo un BMW que un Dacia. Te puedes conformar o no.
    Megauload puso a nuestra disposición un sinfín de contenidos de los cuales ni siquiera habíamos oído hablar y estoy segura de que se podría llegar a un acuerdo entre unos y otros. Quizá una pequeña cuota mensual para acceder a dichos contenidos, ¿quién no pagaría 5 euros mensuales por poder acceder a toda esa información?

    Noemí Alvarez Cabas

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  7. A mí me resulta muy sugestivo este debate, pero a la vez considero que debido a la controversia y al choque de intereses de las distintas partes afectadas y también, lo cual me parece más importante aún, de objetivos, es complicado introducir una visión capaz de abarcar totalmente el problema de una manera crítica.

    Puesto que todos vosotros ya habéis expuesto las principales posturas existentes, tanto desde el ámbito de los derechos comunicacionales como de los más puramente empresariales, me parecería interesante compartir a través de aquí con vosotros, y recalco el compartir porque si bien el límite entre compartir y apropiarse de algo a veces puede resultar ambiguo en la red sí que muchos autores -entre ellos muchos escritores que tienen posturas muy diferentes a la de Lucía Exteberría- defienden la licitud de que exista ese intercambio de contenidos. A este respecto, me gustaría añadir que uno de los focos importantes que se debería analizar es el hecho de que en la cadena de producción sean precisamente los intermediarios, quienes de veras no realizan la tarea más trascendental ni llevan adelante por sí solos los proyectos, los que suelen lucrarse en una medida que quizá pudiera juzgarse como mucho más elevada de la necesaria o comprensible. De hecho, en Youtube se puede ver un vídeo muy interesante, de una persona que además conoce esa dinámica de primera mano, a mí me ha resultado esclarecedor y si alguno de vosotros tiene un ratín recomiendo que le echéis un ojo, aquí está: http://www.youtube.com/watch?v=_VEYn3bXz34&feature=player_embedded#!

    Lidia Gómez Pérez

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  8. El debate sobre el cierre de megaupload ha levantado una oleada de diversas opiniones en los últimos días, pero dejando a un lado fines lucrativos y demás asuntos relacionados con sus propietarios, en mi opinión lo que merece realmente importancia es el tema de las descargas gratuitas de todo tipo de material audiovisual a través de Internet.

    Lo cierto, es que es dificil mantener una postura clara en este ámbito, ya que es un hecho que casi todos los internautas hemos descargado alguna vez contenidos gratuitamente de Internet,y es muy dificil estar en contra de algo de lo que nos aprovechamos. Sin embargo, algo que nos beneficia a nivel personal no debe traducirse necesariamente como algo positivo.

    En mi opinión, tener al alcance de un click un Cd,un libro, o una pelicula trae consigo un inevitable efecto boomerang, ya que en un primer momento podemos consumir al instante diversas formas de expresión cultural, pero por otro lado, nos estamos aprovechando del trabajo de un tercero que no está percibiendo beneficio alguno por ello. De este modo, puede llegar el día en que al autor de estos Cds, libros o peliculas no le rente continuar produciendo, o simplemente, se hastíe de no ver recompensados el esfuerzo y la ilusión invertidos.

    Además, me gustaría recalcar que me parece un discurso más que demagogo el de justificar las descargas en Internet con el argumento de una cultura gratuita, ya que todos deberíamos luchar por una cultura al alcance de todos preocupándonos más por una enseñanza pública de calidad, que es donde realmente deberíamos adquirir la base de nuestra cultura y, por tanto
    donde hacen falta facilidades tanto econ´micas como sociales para que todos tengamos acceso a la misma.
    Así, el enriquecimiento cultural a través de la música, el cine o la lectura debería reivindicarse con propuestas económicas, con precios más accesibles, y no con una completa libertad de acceso a los mismos.

    Para terminar, solo me queda añadir que nosotros, estudiantes de periodismo, deberíamos replantearnos este tema con más cercanía, ya que en un futuro, por lo menos a mí, no me gustaría que cualquier artículo, reportajes, etc, estuviese colgado en Internet y no percibiera beneficio alguno por mi trabajo.

    A. Expósito

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  9. Comparto mi opinión con la de Alba, concretamente en el rechazo a la justificación de la piratería con el argumento de "cultura gratuita". Antes de nada es preciso concretar a nivel personal el significado de cultura, tal vez rebajada ahora al nivel de entretenimiento ante la eclosión de contenidos en la red. El libre acceso a los contenidos culturales puede traer consigo un retroceso en el nivel intelectual de los usuarios. No con esta postura quiero infravalorizar el avance que ha supuesto Internet en todos los ámbitos sociales. Al contrario, en apoyo a un Internet libre sería justo regularlo con leyes que defiendan a las dos partes enfrentadas en este caso, es decir, usuarios y productores.
    Por otro lado, me gustaría recordaros lo que hay detrás de Megaupload, que a pesar de que aparece como icono de libertad no es más que un producto, o mejor dicho, empresa, cuyo carácter ilegal es inevitable citar. Las pérdidas que ha provocado Megaupload a los autores es de un total 500 millones de dólares, y los beneficios han sido de 157 millones de dólares, según RTVE. Esa cantidad de dinero ha ido a parar a manos de los dueños de Megaupload, uno de los cuales posa divinamente junto a su deportivo. Este comentario sólo era para compensar el comentario de uno de mis compañeros que ha atacado a los autores y artirtas por tener mansiones y bienes de lujo.
    Tal vez sea el momento de afrontar que Internet es un arma poderosa, que debe regularse y debe utilizarse con conciencia cívica, creando un espacio de respeto a los autores y a los usuarios donde pueda potenciarse de forma positiva la cultura.
    Por último, concluir con el dicho "más vale poco y bueno, que mucho y malo", entendiéndolo en el plano de los contenidos de la red.
    Paloma Martín-Esperanza

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  10. Nos estamos enfrentando aun debate bastante difícil que responde a multitud de intereses.
    Desde mi punto de vista, se está dando todo el peso a los argumentos de carácter económico. Para mí hay un argumento de mayor peso y trascendencia... ¿Qué pasa con el derecho a la información? ¿Con el derecho a la cultura? Me da igual que se trate de entretenimiento o no... La cultura comprende un abanico mucho más amplio y las películas o series no la hacen llegar de diferentes maneras.
    Todo el mundo tiene derecho a tener acceso a esto, a información y a cultura. El grado en el que se reciba no debe estar sujeto a su situación económica pues entonces nos encontraríamos ante élites cultísimas y a borregos por ciudadanos. No creo que pagar por recibir lo que nos corresponde por derecho sea lo correcto... y menos a estos precios abusivos.
    Internet es una plataforma excelente para hacer llegar productos audiovisuales, musicales, literarios, etcétera al gran público. Se debe hacer un uso de ello, tanto por parte de los usuarios como de los que lo producen. Ninguno se debe aprovechar del otro. Es evidente que los artistas no van a trabajar por amor al arte, pero con los tiempos que corren, igual deberían buscarse otras maneras de recaudación. Un cantante, por ejemplo, puede aumentar sus conciertos, pues está comprobado que los beneficios en este tipo de eventos no descienden, al contrario.
    Por otra parte, y respecto a lo que ha indicado mi compañera Alba Expósito de que debemos preocuparnos más por una enseñanza pública y gratuita como base de la cultura, está claro. Soy el primer en defender eso. Pero la inversión debería continuar. ¿Cuánto dinero invierten los Estados en cultura? Prefieren invertir en otras cosas y en el caso de recortar, a lo primero que llega la tijera es aquí...

    Con todo esto del cierre de Megaupload, sinceramente, no creo que la gente vaya más al cine o que se haya animado a comprar las temporadas de sus series favoritas en el Fnac más cercano. Los perjudicados, como siempre, somos los mismos, los usuarios. No defiendo cómo lo ha hecho Kim Schmitz, pues si de verdad hay indicios de que se ha lucrado ilegalmente, que se le juzgue por ello, pero que el resto del mundo no paguemos la condena. ¿Acaso se va a abolir la monarquía porque Urdangarín sea un presunto chorizo? NO.

    Por último, respecto a la SGAE... sin comentarios. Si se cierra Megaupload por su mala gestión de la misma... ¿por qué no se hace lo mismo aquí? Hay más intereses detrás. Está claro. La medida del cánon digital no deja de ser irrisoria. Nos han robado a mano armada y nosotros tan tranquilos.

    Tenemos que luchar por encontrar un punto medio en el que ambas partes salgan beneficiadas.

    Víctor Morales Pérez

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    1. Una puntualización sólo: la Monarquía no es ilegal y, en cambio, subir a un servidor de Internet un contenido para que se lo descarguen millones de personas sí.

      Por cierto, coincido 100% contigo en la conclusión: ambas partes tienen que salir beneficiadas, no sólo una, así que algo tendremos que pagar por acceder a los contenidos.

      A. Espejo Fernández

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    2. Lo mal hecho en el caso de Megaupload ha sido que su creador se ha lucrado ilegalmente... pero ver series online nunca ha sido un delito. Es más, yo lo digo haciendo desde otras páginas.

      Respecto a la legalidad de la Monarquía en España.. en fin, yo lo pongo en duda, pero eso ya es otro debate.

      Víctor Morales Pérez

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    3. Claro que ver una serie descargada no es delito, de la misma manera que fumarse un porro tampoco. El delito es distribuir contenidos protegidos sin el permiso de su dueño. Ya se sabe: muerto el perro, se acabó la rabia.

      A. Espejo Fernández

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    4. No creo que el 100% de los usuarios de Megaupload se dedicaran a distribuir los contenidos lucrándose por ello... Pagan justos por pecadores. No creo que sea lo correcto.

      Víctor Morales Pérez

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  11. Después de leer tu entrada y los comentarios, he visto el vídeo que ha compartido Lidia Gómez. Me parece un bonito ejemplo de la revolución que está siendo internet en nuestra forma de crear, en nuestra forma de ofrecer y recibir. Internet es una red que nos permite comunicarnos directamente con cualquier persona del mundo, nos da acceso a información sobre cualquier tema en unos segundos. ¡Sobre CUALQUIER TEMA!. Mientras la televisión o la radio sólo nos dan la posibilidad de ver tres o cuatro cosas (las que se emitan en ese momento), en la red somos nosotros los guías de nuestra curiosidad. A la Wikipedia debemos una inmensa fuente de información y punto de partida para dar rienda suelta a esta curiosidad, además de ser un magnífico trabajo altruista de miles de personas.

    Estamos en la era de los ordenadores, en la era de los datos. Podemos conseguir un archivo en un momento y compartirlo con todos nuestros dispositivos muy fácilmente (ordenador, móvil, iPod). Sin embargo, la industria está empeñada en vendernos la cultura en un soporte físico muy incómodo, en un disco (DVD, blu-ray). En mi caso cuando escucho música me gusta poner una canción de un cantante, luego un par de otro, de repente cambiar de estilo, poner la primera de nuevo... Sería toda una odisea tener que andar cambiando de disco cada vez. Y si estuviera en la calle, llevar encima una ristra enorme de discos. Sí, antes nos fastidiábamos y escuchábamos una y otra vez el mismo disco. Pero eso era ANTES, cuando no teníamos todos los medios que tenemos ahora.

    Antes era imposible, pero ahora, gracias a internet, los artistas pueden contactar DIRECTAMENTE con todas las personas que quieren disfrutar de sus creaciones. No son necesarios más intermediarios, no hay ningún distribuidor que se quede con una parte. La distribución es INSTANTÁNEA y MUY BARATA, con lo que todo lo que se gana se lo lleva el creador. ¿Hay que volver atrás? Evidentemente la industria quiere anclarse a aquel tiempo en el que todo era un chollo para ella. El dinero da poder y el poder crea dependencia.

    Creo que el cierre de MegaUpload es bien merecido. Su gran "pecado" fue convertirse en intermediario, pero sin el permiso de los creadores, aprovechando que éstos no se aclaraban y enriqueciéndose con ello. Nadie tiene derecho a enriquecerse por el trabajo de otros sin aportarles un beneficio.

    Como conclusión a la parrafada, me parece evidente que los autores rezagados van a tener que ponerse las pilas para buscar vías directas de distribución a través de internet. Los consumidores lo estamos pidiendo a gritos y, además, estoy seguro de que esta adaptación y ese contacto más directo de persona a persona nos hará ser mucho más humanos.

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